viernes, 19 de octubre de 2012

Elecciones y debates (versión larga)

(Esta es la versión extensa de mi columna publicada en el periódico El Colombiano el 18 de octubre de 2012, incluye enlaces y el desarrollo de algunas ideas insinuadas en el texto original).

Por Santiago Silva Jaramillo
Existe algo de consenso en la Ciencia Política respecto a que los debates políticos tienen poco efecto sobre las decisiones finales de los votantes en una elección presidencial. En efecto, los debates se realizan cerrando las campañas y la nueva información (si es que la hay) no logra cambiar las posiciones iniciales de cada uno de los votantes. O por lo menos eso creíamos.

Los dos primeros debates presidenciales de la actual campaña estadounidense nos han recordado la importancia que para algunos votantes tiene el desempeño de sus candidatos durante estos enfrentamientos.
La campaña de Obama subestimó la importancia del primer debate, un error que intentaron evitar en el segundo encuentro. Barack Obama se preparó para el debate del martes desde el sábado pasado, concentrándose con sus colaboradores y asesores más cercanos en un hotel en Virginia. Las declaraciones de su equipo dejaron entrever su preocupación por su pobre desempeño en el primero de los tres debates programados.
Era una preocupación merecida. La campaña de Romney, que parecía estar hundiéndose entre las declaraciones desafortunadas del candidato republicano, aprovechó el empujón de su buen desempeño en el primer debate para remontar en las encuestas. El candidato republicano remontó en la intención de voto, también mejoró la recolección de dinero en donaciones, siendo septiembre, con 170 millones de dólares, el mejor mes de toda su campaña presidencial.
Las encuestas más recientes sugieren un empate en la intención de voto popular, con Romney en 47,4% y Obama en 47,3% para el 15 de octubre. Sin embargo,  la diferencia en los votos electorales (que son los que al final eligen al presidente estadounidense) sigue siendo sustancial, mientras el republicano tiene unos 180, el demócrata se llevaría 255. El mínimo para ganar la presidencia son 270.

El segundo debate se realizó en la Universidad de Hofstra de Nueva York el pasado martes 16 de octubre. Solo falta otro encuentro para las votaciones presidenciales del 6 de noviembre, primer martes del mes, fecha tradicional de las elecciones en Estados Unidos.
Los debates presidenciales parecen tener pocos efectos entre los seguidores fuertes de cada uno de los candidatos, sin embargo, entre los indecisos, el “momentum” ganado por eventos como una buena presentación en un debate puede llevar a tomar una decisión por un candidato. Esta parece ser la explicación más probable para la ligera ventaja que está sacándole Romney a Obama; el candidato republicano está llamando la atención de los votantes indecisos, poco informados y más volátiles a la hora de decidir su voto. 
Para la percepción de estos votantes indecisos es más importante que los medios repitan "Romney u Obama ganó el debate" que su propia opinión sobre el candidato.
A estas alturas de la campaña, los miembros más firmes de ambos partidos se pueden ver como “votantes fijos” con posiciones claras e afiliaciones consistentes, la verdadera pelea se está dando por los independientes, los indecisos y los abstencionistas.
El asunto es que en una campaña tan reñida, el más leve cambio en la intención de voto o lograr asegurarse una ventaja en alguno de los estados claves, puede darle la victoria a uno de los dos candidatos.
De esta manera, los debates, que pueden lograr que esa franja de indecisos se incline hacia un lado u otro se vuelven fundamentales para la campaña estadounidense. El tercer y último debate podría decidir quién será el próximo presidente de los Estados Unidos de América.

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