jueves, 27 de septiembre de 2012

LAS TRAMPAS DE LA NOSTALGIA - El Colombiano

LAS TRAMPAS DE LA NOSTALGIA - El Colombiano

En realidad, no “todo tiempo pasado fue mejor”. La verdad, los hombres nos encontramos en un mundo que, en términos generales, progresa con cada año, se convierte en un mejor lugar para vivir día tras día.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Alimentando el monstruo (Versión larga)

 
(Esta es la versión extensa de mi columna publicada en el periódico El Colombiano el 20 de septiembre de 2012, incluye enlaces y el desarrollo de algunas ideas insinuadas en el texto original). 
 
Por Santiago Silva Jaramillo
La corrupción, particularmente como expresión de la tolerancia a la ilegalidad, es el mayor desafío que enfrente actualmente Antioquia, un enemigo que se esconde bajo un manto de cotidianidad y trivialidad.
La página web Havocscope.com calcula que el tamaño del mercado negro colombiano supera los 14.5 billones de dólares. De estos, algo más de un tercio lo constituye el contrabando de bienes, un negocio que resulta por lo menos dos tercios tan importante como el narcotráfico en el país. El contrabando de alcohol, cigarrillos y la piratería de películas, música y software responden por el resto de la porción ilegal de nuestra economía. La minería y la tala de arboles ilegal también han aumentado su participación en los últimos años.
Según Fenalco, el 18 por ciento de los productos en el Valle de Aburrá son de contrabando. El porcentaje sube a 37 en las subregiones. Delitos como el contrabando de tabaco y de cigarrillos, la evasión de impuestos, la adulteración y la falsificación de bebidas alcohólicas y juegos de suerte y azar, la evasión de la sobretasa a la gasolina, la apropiación ilegal de hidrocarburos y la explotación minera ilegal le cuestan a Antioquia unos 384.400 millones de pesos al año en impuestos.
El gigantesco mercado está conformado por cientos de miles de elementos. De diferentes maneras, todos hacemos parte de ese monstruo ilegal. Sí, el día a día tiene que ver con la gran corrupción, incluso con el crimen organizado. Según algunos cálculos, el 53 por ciento del software en Colombia es pirata; Antioquia representa el 20 por ciento de este mercado que en 2011 superaba los 295 millones de dólares. Asuntos como la inversión extranjera, al igual que la innovación local, se ven desincentivados por este fenómeno.
Pero el contrabando y la piratería no solo privan al erario público de recursos de inversión, sino que financian la violencia y la tiranía de las organizaciones criminales. El compromiso por la legalidad no es justificable solo por su impacto en los presupuestos para realizar obras de desarrollo y ejecutar programas sociales, sino porque la ilegalidad e informalidad funcionan como el combustible que da poder a los mafiosos y corruptos de nuestra sociedad.
La ilegalidad se alimenta de la cultura del atajo, de la tolerancia a la trampa, de la admiración al egoísmo desbordado y la justificación social del engaño.
El esfuerzo contra la ilegalidad debe ser integral, liderado por el Estado pero acompañado por el resto de la sociedad. Porque en ocasiones el crimen se construye de la acumulación de pequeñas acciones irresponsables, como aquel empresario que vende grandes cantidades de abono a lugares en que lo único que se puede hacer son bombas o el ciudadano que compra un celular de procedencia dudosa, echándole leña al fuego de la demanda por dispositivos robados.
Es por eso que resultan tan convenientes programas como Antioquia Legal de la Gobernación de Antioquia, que busca con herramientas legales, administrativas, de control social y educación cultural incentivar lo comportamientos apegados a la legalidad en el departamento.
La apuesta de la Gobernación se sustenta en un enfoque integral, que incluye desde el control interno de la entidad, hasta las acciones preventivas ejecutadas en las escuelas antioqueñas. Sin embargo, el reto que tenemos por delante como sociedad, el desafío de contener esas inclinaciones y justificaciones tradicionales de la ilegalidad y la viveza representa un enemigo muy difícil de derrotar.

jueves, 20 de septiembre de 2012

ALIMENTANDO EL MONSTRUO - El Colombiano

ALIMENTANDO EL MONSTRUO - El Colombiano

'Catalejo' (20/09/2012)

Esta semana habla sobre el problema de la ilegalidad en el departamento de Antioquia y de porqué todos hacemos parte, de una manera o de otra, de aquel enorme mercado negro que tanto daños hace a la sociedad. El asunto no se reduce a la no recolección impositiva por parte del Estado, sino en la promoción de una cultura del atajo, el desestimulo de compartimento socialmente productivos y la fuente de financiación para criminales y corruptos.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Emulación Olímpica (Versión larga)


(Esta es la versión extensa de mi columna publicada en el periódico El Colombiano el 16 de agosto de 2012, incluye enlaces y el desarrollo de algunas ideas insinuadas en el texto original). 
 
Emulación Olímpica
Por Santiago Silva Jaramillo
Lo más importante del papel de nuestros atletas olímpicos en los juegos de Londres no fue su exitosa presentación, tampoco su resultado histórico, ni siquiera la inyección de orgullo nacional o la llamada de atención a los patrocinadores por más recursos para el deporte. No, su mayor aporte a nuestro asediado país fue el ejemplo que dieron a millones de sus conciudadanos de cómo el compromiso, la disciplina y la paciencia pueden ser recompensados. 
Thorstein Veblen fue un economista estadounidense de ascendencia noruega considerado uno de los padres del institucionalismo. Decía Veblen que la emulación es una de las principales motivaciones humanas a la hora de tomar decisiones vitales. Es decir, que los hombres estamos constantemente evaluado lo que otros han hecho o conseguido y si queremos seguir ese mismo camino.
Buscamos emular a otros porque los admiramos, sin embargo, la emulación puede funcionar para comportamiento positivos como negativos. Un hombre puede admirar a un héroe o a un villano y hacer como ellos, con las consecuencias sociales que cada conducta implica.
De esta manera es que cobra importancia la existencia de ejemplos a seguir, de liderazgos sociales positivos, de personas a las que queremos emular porque no solo han logrado sus objetivos, sino porque lo han hecho de una manera que resulta socialmente beneficiosa.
El éxito de los deportistas colombianos en los Olímpicos tiene mucho de dedicación y disciplina personal, pero también del apoyo público, de patrocinadores en algunos casos y del gobierno en otros.
Pero llamar la atención de patrocinadores privados a un deporte también es en gran parte una labor para las personas de a píe. Al fin de cuentas, las empresas buscan pautar en donde las personas tienen interés. El éxito económico del futbol radica sin duda alguna en su popularidad. La única manera de arrastrar a los patrocinadores privados y sus valiosos recursos a los demás deportes es con más espectadores.
Apoyar el deporte y a nuestros atletas puede ser entonces una manera de difundir una lógica sustentada en el esfuerzo y la dedicación, en dónde los modelos a seguir, las personas a admirar y emular sean representantes de valores socialmente positivos y no la larga lista de malos ejemplos que a veces hormiguean por los noticieros de la noche.
Por eso me gustan tanto estas palabras, que la bicicrocista Mariana Pajón dijo en una entrevista el pasado sábado a EL COLOMBIANO luego de ganar la segunda medalla de oro olímpico para Colombia en toda su historia: "Ante la prensa y el mundo siempre quise ser un ejemplo, ojalá esto sirva para todas las generaciones".