lunes, 29 de julio de 2013

El secreto de la seguridad (Bajo la Manga)

El crimen en Estonia se redujo en un 70% de 1995 a 2012. La tendencia de seguridad ni siquiera se ha visto golpeada por el aumento del desempleo hasta el 19% en 2009 por la crisis económica. Tallin, la capital báltica del pequeño país de Europa del este pasó en poco más de una década de ser hogar de mafiosos y ladrones ha convertirse en visita turística de jubilados británicos y franceses. Según reporta The Economist, el comandante de la policía de la ciudad se ha tenido que adaptar a una nueva era de paz y tranquilidad, en donde se incluyen las guías a los turistas extranjeros.
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viernes, 26 de julio de 2013

Tragedia colombiana (versión extensa)


Esta es la versión extensa de mi columna "Tragedia colombiana", publicada en 'Catalejo' del periódico El Colombiano.

Por Santiago Silva Jaramillo

"Con alguien desarmado el Gobierno no se sienta a dialogar"
-Alias "El Tigre".

Esta frase, del desmovilizado guerrillero del Eln, resume la tragedia colombiano. Nos ayuda a recordar que los tres grandes problemas de Colombia son la desidia del Estado central, la irresponsabilidad sistemática de sus políticos y la apatía general de su ciudadanía.

Así, ante su incapacidad o falta de voluntad por realizar sus funciones más básicas, el Estado colombiano responde con populismo punitivo y legalismos extremos; ignorando la clara realidad de que la manera más perjudicial para atender la incapacidad es ponerse más responsabilidades. Pero la clase política se beneficia de esta maraña de códigos, leyes y reformas; porque son leguleyos por naturaleza y para aprovecharse del sistema se convierten en doctos en vacíos legales. Al resto de la sociedad solo le queda cumplir selectivamente algunas de las normas, porque la mayoría no se identifican con sus valores culturales y el ambiente general de injusticia e impunidad, los convence de la inutilidad de seguir las leyes que solo son “para los de ruana”.

El Estado central ha escogido entonces estar ausente, abandonado grandes porciones de territorio y población, o descargando su administración en oligarquías locales o bandidos. Los políticos, irresponsables y desconectados, más preocupados por sus redes clientelares que en por labor de representatividad y cuidado del bien público, se alimentan de una ciudadanía apática. En efecto, la sociedad civil, adormecida y pasiva, se encoge de hombros constantemente, solo reaccionando cuando hay que cuidar los intereses individuales o a través de la violencia.

Sobre compensando, como siempre, el Estado intenta regular e intervenir en donde puede la economía, pero incluso en esa perjudicial labor falla y todo se encuentra a la deriva; la corrupción y falta de competitividad nacional se ignoran, porque el ego nacional se alimenta con la explotación de lo que nos tocó en suerte, pero pronto derrocharemos. Los políticos, enceguecidos por patrocinios de campaña y lobistas de lenguas o piernas largas, apenas si chistan sobre las injusticias de los monopolios y la ausencia casi completa de competencia. Mientras tanto, el familismo y la “rosca” determinan el éxito en una economía excluyente que desincentiva cualquier innovación o emprendimiento, los ciudadanos sobreviven en el rebusque y la informalidad.

En este escenario, nos enfrentamos a la revancha de los desposeídos y el miedo prevenido de los poderosos. Así, “el poder del que no tiene”, del que hablaba Ricardo Silva en su última columna, se configura como la inclinación de muchos colombianos a “señorearse” cuando consiguen poder y de los pocos que ya lo tienen a hacer todo lo posible por evitarlo.


Porque en Colombia, la democracia liberal parece escurrírsenos entre los dedos cada vez que parece que la hemos cogido con las manos.


Estado
Clase política
Sociedad civil
Leyes
Legalismo
Leguleyos
Desconexión leyes-cultura
Política
Ausencia
Irresponsabilidad (descarga)
Apatía
Economía
Intervención
Cooptación
Exclusión

jueves, 25 de julio de 2013

TRAGEDIA COLOMBIANA - El Colombiano

TRAGEDIA COLOMBIANA - El Colombiano


"Con alguien desarmado el Gobierno no se sienta a dialogar". Alias "El Tigre".
Esta frase, del desmovilizado jefe guerrillero del Eln, resume la tragedia colombiana. Nos ayuda a recordar que los tres grandes problemas de Colombia son la desidia del Estado central, la irresponsabilidad sistemática de sus políticos y la apatía general de sus ciudadanos.

jueves, 18 de julio de 2013

Y en corrupción ¿cómo no va? (versión extensa)

Esta es la versión extensa de mi columna del 18 de julio de 2013 en 'Catalejo' del periódico El Colombiano.

Por Santiago Silva Jaramillo

La semana pasada Transparencia Internacional presentó los resultados del más grande estudio internacional sobre percepción de la corrupción de la historia reciente. En efecto, sus resultados dan cuenta del panorama de las prácticas ocultas que afectan en diferentes grados a todos los países del planeta. Los hallazgos en Colombia nos dan algunas pistas más sobre el que con seguridad es nuestro mayor problema–aunque en ocasiones  sea subestimado-: la corrupción.

Nos dice el informe que las tres instituciones que los colombianos perciben como más corruptas son los partidos políticos, el poder legislativo y los funcionarios públicos. El 22% de los encuestados han pagado un soborno en el último año, mientras la institución a la que las personas más pagan sobornos es la Policía, con el 27% de las interacciones con ciudadanos terminando en alguna transacción ilícita. Interrogados por las razones para pagar sobornos, los colombianos citan “acelerar proceso y trámites” y “la única manera de obtener un servicio”; es decir, la ineficiencia e ineficacia del Estado.

En efecto, la corrupción es un problema gravísimo para la sociedad colombiana: porque deslegitima al Estado y a la función pública; re direcciona recursos públicos hacia la defensa de intereses privados; genera distinciones en la asignación de recursos, dificultando la defensa de los derechos de propiedad y la resolución transparente de las disputas; aumenta los costos de transacción, en la manera de sobornos, tramitologías, desigualdades de información y monopolios, espionaje corporativo y prácticas de competencia injusta y tráfico de influencias; afecta la manera como los ciudadanos se relacionan con el sistema legal y normativo; y fomenta el “acostumbramiento” de las personas a actuar ilegalmente.

Las experiencias internacionales han demostrado que la lucha contra la corrupción no es un asunto de legislación, tampoco de castigos ejemplares o recursos para los órganos de control. En realidad, ha sido bajo una combinación virtuosa de educación en valores y control ciudadano efectivo que los países más transparentes llegan a serlo.

Sí, como en tantos otros asuntos públicos la solución está en manos de los ciudadanos de a pie y de la capacidad que tengan para reunirse, organizarse y exigir cuentas claras y responsabilidad a sus gobernantes.

Frente a esta realidad, nos encontramos con algunos retos, pero también algunas oportunidades. Respecto a los primeros, nuestra sociedad debe enfrentarse a la apatía y desinterés generalizado en los asuntos públicos; según la Encuesta Mundial de Valores, solo el 6,7% de los colombianos consideran que la política es muy importante en la vida.

Pero también hay algunas oportunidades. Otro de los hallazgos de Transparencia Internacional es que el 97% de los encuestados están dispuestos a actuar en contra de la corrupción y que el 79% esta de acuerdo en que la gente ordinaria puede ayudar a mejorar la transparencia.

Debemos mejorar los espacios participativos de control ciudadanos, como las veedurías ciudadanas, y fomentar cualquier iniciativa crítica y transparente que busque presionar a los políticos en el manejo de los recursos públicos. Atacar los anti valores que promueven la corrupción –las justificaciones sociales de la trampa- también pueden ganarnos un poderoso aliado en la lucha por la transparencia: mejores conciencias.

En efecto, tenemos grandes retos, pero aunque debemos exigir a nuestro gobierno acciones contundentes por la transparencia, es en nuestras manos en donde se encuentra la mejor arma para combatir la corrupción.

Y EN CORRUPCIÓN, CÓMO NOS VA - El Colombiano

Y EN CORRUPCIÓN, CÓMO NOS VA - El Colombiano

"La semana pasada Transparencia Internacional presentó los resultados del más grande estudio internacional sobre percepción de la corrupción, de la historia reciente. Sus resultados dan cuenta del panorama de las prácticas ocultas que afectan, en diferentes grados, a todos los países del planeta".

viernes, 12 de julio de 2013

El tirano (Versión extensa)


Esta es la versión extensa de mi columna del 11 de julio de 2013 publicada en el periódico El Colombiano.

Por Santiago Silva Jaramillo

Esta noche, como tantas en las última décadas, cientos de miles de medellinenses se encerrarán en sus casas temprano, bajo un toque de queda criminal, luego de llegar a sus hogares a la hora impuesta por los bandidos y por los caminos que no toquen sus siempre cambiantes fronteras de control territorial. En la mañana del día que viene, el bus en que viajan al trabajo (si lo hay) pagará vacuna a las bandas que operan en esa ruta, el negocio en el que trabajan probablemente también paga extorsión a los grupos de seguridad ilegal de la cuadra.

Sí, la lista de accionar de nuestros bandidos incluye toques de queda, restricción de la movilidad, desapariciones, desplazamiento, reclutamiento forzado, extorsión y asesinatos.

Y es que en Colombia, nuestro tirano es la violencia, y nuestro dictador, el miedo.

Gregorio López escribía que el poder del tirano venía del miedo; así, se preocupaba por difundir la ignorancia del pueblo,  dividirlo, acabando con la fe pública y destrozando la confianza ínter personal, y crear pobreza y dependencia económica.

Siempre hemos estado orgullosos de haber evitado caer en manos de un dictador como los que en el siglo XX pululaban por Latinoamérica. La "democracia más estable de Sudamérica" solo tuvo la “dictablanda” de Rojas Pinilla. Pero se nos escapa el peor de los autócratas, silencioso, pero siempre presente, sin las excentricidades de los dictadores africanos, ni los discursos de los hombres fuertes latinoamericanos, pero igual de despiadado: la violencia de todo nuestro bestiario de bandidos. Los de izquierda, los de derecha y los de ese centro criminal que solo matan por la plata.

El miedo es una poderosa arma de sometimiento y dominación; y nuestros bandidos bien han sabido utilizarlo, aprendiendo con rapidez que pueden controlar con amenazas y terror, convertirse en tiranos de barrio con una moto DT180 y una pistola 9 milímetros. Así, con el poder de la vida y la muerte tras el gatillo, se instauran como pequeños autócratas de las lomas de la ciudad; bajo su tutela queda la decisión de quién sale y quién entra, quién pertenece y quién no lo hace, quién vive y quién muere.

De esta forma, como han retratado las juiciosas crónicas de la serie de informes especiales “Medellín, retrato de un conflicto” de El Colombiano, nuestros bandidos son también pequeños megalómanos: conquistadores de canchas de fútbol y terminales de buses, saqueadores de tiendas de esquina y carros de alta gama.

Y si esto no los convierte en lo más cercano a un dictador que hayamos tenido, entonces yo no sé que lo hace.

Mucho se discute sobre la definición de “seguridad”, la pelea teórica ha dado para todo y ahora mismo nos encontramos con cientos de definiciones que en ocasiones parecen olvidar lo esencial. Sin ningún ánimo académico, me atrevo a decir que la seguridad es la defensa de la libertad e integridad personal de las arbitrariedades ajenas. Es decir, seguridad es poder tomar decisiones personales con libertad, sin temer amenazas, violencia o restricciones de terceros.


Así, la lucha por la libertad sigue estando vigente en nuestra ciudad, en nuestro país, luego de tanto tiempo; libertad de la violencia arbitraria, libertad cuando nos podamos sentir seguros y nuestra vida no dependa de un bandido de sangre caliente.

jueves, 11 de julio de 2013

EL TIRANO - El Colombiano

EL TIRANO - El Colombiano

Esta noche, como tantas en las últimas décadas, cientos de miles de medellinenses se encerrarán en sus casas temprano, bajo un toque de queda criminal, luego de llegar a sus hogares a la hora impuesta por los bandidos, y por los caminos que no toquen sus siempre cambiantes fronteras de control territorial. En la mañana del día que viene, el bus en que viajan pagará vacuna a las bandas que operan en esa ruta. El negocio en el que trabajan probablemente también paga extorsión a los grupos de seguridad ilegal de la cuadra.

lunes, 8 de julio de 2013

Gráfico: conflictos armados... (Realpolitikmundial)

"Conflictos armados – Datos de 1989 a 2012: utilizando datos de la Universidad de Uppsala, presentados en un reciente artículo del Journal of Peace Researsch, estas gráficas presentan las dinámicas de los conflictos armados mundiales desde el final de la Guerra Fría al presente. Fuente: jpr.sagepub.com"

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jueves, 4 de julio de 2013

De noticieros, grabaciones y política (Versión extensa)

Esta es la versión extensa de mi columna del 04 de julio de 2013 en Catalejo, del periódico El Colombiano.

Por Santiago Silva Jaramillo

La semana pasada, el director de Teleantioquia Noticias, Juan Pablo Barrientos, presentó su renuncia a este espacio informativo; los detalles de su decisión han probado ser una verdadera serie de historias incómodas y preocupante sobre los medios y la política local. Estas son algunas lecciones que podemos sacar de todo este episodio.

La primera lección es que los canales públicos locales son un botín político demasiado tentador para nuestra clase política; mejor dicho, que dada la posibilidad de tener todo un entramado de medios detrás de un proyecto político, los canales regionales son plazas de sumo interés para diputados, concejales, alcaldes y gobernadores. La lucha por ganar estos espacios puede tornarse particularmente sucia.

En segundo lugar, aunque me consta el juicio y la seriedad del señor Barrientos, nunca fue una buena decisión que le dieran la dirección del noticiero local a un ex candidato al concejo de Medellín por el partido del entonces recién electo gobernador. Estaban politizando un sector de la opinión que no necesitaba más rencillas y choque de intereses; alguien sin ninguna afiliación política clara –y en el periodismo abundan estas personas- hubiera sido una mejor opción.

Sin embargo, el famoso “trabajo independiente” de los medios está sobre valorado, particularmente porque es más honesto ser un parcializado manifiesto que uno hipócrita. La neutralidad, sobre todo la que se sostiene a gritos, normalmente es mentirosa; pero el asunto es que, aunque no hay nada de malo en que los medios tengan apuestas editoriales, un mensaje sin competencia en el orden local como el noticiero de Teleantioquia resulta muy inconveniente.

Ahora bien, son muy preocupantes las denuncias de persecuciones, seguimientos y murmuraciones de amenazas en contra de miembros de los medios de comunicación. Nunca podemos olvidar que a la libertad de prensa no solo la coartan la censura o el patronazgo político, también –y sobre todo en nuestro país- la violencia y la amenaza. El asunto de la grabación también es muy perturbador ¿por qué andan algunos diputados del departamento escuchando a escondidas consejos de redacción del noticiero local? Incluso si no fuera ilegal –que lo es- constituye un inaceptable acto intimidatorio contra la prensa libre.


Pero al final, todas estas lecciones resultan casi accesorias al problema más complejo y de fondo que nos mostró todo este vergonzoso episodio: que nuestra clase política sigue siendo un vivo reflejo de los peores vicios y errores de nuestra sociedad. Y que a falta de control por parte de nosotros como ciudadanos, seguimos siendo silenciosos cómplices de todos sus atropellos.

DE NOTICIEROS, GRABACIONES Y POLÍTICA - El Colombiano

DE NOTICIEROS, GRABACIONES Y POLÍTICA - El Colombiano

"La semana pasada, el director de Teleantioquia Noticias, Juan Pablo Barrientos, presentó su renuncia a este espacio informativo; los detalles de su decisión han probado ser una verdadera serie de historias incómodas y preocupante sobre los medios y la política local. Las siguientes son algunas lecciones que podemos sacar de todo este episodio".

martes, 2 de julio de 2013

La hora de la clase media y Entendiendo la guerra en Siria

La hora de la clase media - Realpolitikmundial

"La nueva clase media mundial tiene hábitos de consumo distintos, más exigentes, y de igual manera, pide mejores instituciones y reglas de juego sobre las cuáles organizar sus sociedades; es por eso que asuntos aparentemente mínimos y aislados (desde la demolición de un parque en Estambul, hasta la realización de un Mundial de fútbol en Brasil) se pueden ver como conexión de las necesidades cambiantes de la nueva clase media"
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Entendiendo la guerra en Siria - Bajo la Manga

"Mediante la situación se vuelve cada vez más compleja en la guerra civil siria, resulta  más importante no olvidar algunos asuntos clave del conflicto y que nos dicen sobre el futuro de Medio Oriente. Precisamente ese es uno de los desarrollos más preocupantes: la regionalización del conflicto"
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