viernes, 14 de septiembre de 2012

Emulación Olímpica (Versión larga)


(Esta es la versión extensa de mi columna publicada en el periódico El Colombiano el 16 de agosto de 2012, incluye enlaces y el desarrollo de algunas ideas insinuadas en el texto original). 
 
Emulación Olímpica
Por Santiago Silva Jaramillo
Lo más importante del papel de nuestros atletas olímpicos en los juegos de Londres no fue su exitosa presentación, tampoco su resultado histórico, ni siquiera la inyección de orgullo nacional o la llamada de atención a los patrocinadores por más recursos para el deporte. No, su mayor aporte a nuestro asediado país fue el ejemplo que dieron a millones de sus conciudadanos de cómo el compromiso, la disciplina y la paciencia pueden ser recompensados. 
Thorstein Veblen fue un economista estadounidense de ascendencia noruega considerado uno de los padres del institucionalismo. Decía Veblen que la emulación es una de las principales motivaciones humanas a la hora de tomar decisiones vitales. Es decir, que los hombres estamos constantemente evaluado lo que otros han hecho o conseguido y si queremos seguir ese mismo camino.
Buscamos emular a otros porque los admiramos, sin embargo, la emulación puede funcionar para comportamiento positivos como negativos. Un hombre puede admirar a un héroe o a un villano y hacer como ellos, con las consecuencias sociales que cada conducta implica.
De esta manera es que cobra importancia la existencia de ejemplos a seguir, de liderazgos sociales positivos, de personas a las que queremos emular porque no solo han logrado sus objetivos, sino porque lo han hecho de una manera que resulta socialmente beneficiosa.
El éxito de los deportistas colombianos en los Olímpicos tiene mucho de dedicación y disciplina personal, pero también del apoyo público, de patrocinadores en algunos casos y del gobierno en otros.
Pero llamar la atención de patrocinadores privados a un deporte también es en gran parte una labor para las personas de a píe. Al fin de cuentas, las empresas buscan pautar en donde las personas tienen interés. El éxito económico del futbol radica sin duda alguna en su popularidad. La única manera de arrastrar a los patrocinadores privados y sus valiosos recursos a los demás deportes es con más espectadores.
Apoyar el deporte y a nuestros atletas puede ser entonces una manera de difundir una lógica sustentada en el esfuerzo y la dedicación, en dónde los modelos a seguir, las personas a admirar y emular sean representantes de valores socialmente positivos y no la larga lista de malos ejemplos que a veces hormiguean por los noticieros de la noche.
Por eso me gustan tanto estas palabras, que la bicicrocista Mariana Pajón dijo en una entrevista el pasado sábado a EL COLOMBIANO luego de ganar la segunda medalla de oro olímpico para Colombia en toda su historia: "Ante la prensa y el mundo siempre quise ser un ejemplo, ojalá esto sirva para todas las generaciones".

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