Esta es la versión extensa de mi columna del 10 de octubre de 2013, publicada en Catalejo del periódico El Colombiano.
"Nadie es más apto para el gobierno"
-Lord
Acton
Por Santiago
Silva Jaramillo
Nuestro voto no
puede ser una inconveniencia ambiental; las elecciones no pueden seguir siendo
un trámite molesto que los políticos pasan cada cuatro años para seguir en el
poder, para continuar su depredación o su torpeza.
Votar
irresponsablemente es validar esa percepción perversa de quienes nos gobiernan,
ya estamos tarde de empezar a hacer valer esos derechos políticos, de exigir
responsabilidad y juicio por nuestros votos o, si ambos elementos parecen
ausentes de las fotos y los logos en los tarjetones, depositarlos por la más
democrática de las opciones electorales actuales: el voto
en blanco.
Hace dos
semanas, escribía en esta columna sobre la farsa de “renovación”
política que están prometiendo los partidos políticos colombianos para las elecciones de 2014.
Me sorprendió la respuesta de las personas, que en los comentarios y en redes
sociales retomaron la discusión alrededor de la idea de votar en blanco.
En efecto, el
debate sobre lo atractivo de esta opción ya empieza a sonar en las columnas
de opinión y a escucharse en las calles; los colombianos se ven realmente
desconcertados con las actuales circunstancias políticas y buscan alternativas.
Porque, ante las
perspectivas de una competencia “Santos Vs. Santos” a la presidencia y entre
Unidad Nacional y Uribismo al Congreso, algunos políticos se han estado
moviendo para configurar esa esperada alternativa, esa supuesta tercería.
Pero y ¿qué
esperamos de la famosa “tercería”?
¿Otro insulso proyecto político de centro, tan preocupado por no alinearse con
nadie que no termina pareciendo nada? ¿O una propuesta trasnochada de
izquierda, tan torpe que confirma todos los estereotipos? No, los movimientos
de los que “no están con nadie” no traen mejores perspectivas para el panorama
político del 2014.
El voto en
blanco es una protesta en un tarjetón, es la mejor manera de decirles a
nuestros políticos que no están haciendo las cosas bien, que lo que prometen no
lo creemos y que sus picardías e ineptitud no nos representan.
Y a diferencia
de lo que mucho sostienen, no es botar el voto. Esa es precisamente la
mentalidad que nos ha mantenido a merced de los politiqueros, los torpes y los
corruptos, pensar que la urgencia supera la importancia y que a falta de buenas
opciones es preferible el “menos peor”. Mejor votar en blanco, que sepan ellos,
por fin, que gobernarnos no puede, ni debe, ser tan fácil.
@santiagosilvaj
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